En sólo 12 meses, Brasil pasó de ser un paria global a un favorito de los mercados emergentes. Muchos analistas creen que la economía más grande de Latinoamérica apunta a ganancias adicionales.
El real brasileño se fortaleció cerca de 23% contra el dólar este año y el índice Ibovespa de la bolsa de São Paulo trepó 41% a partir de la destitución de la Dilma Rousseff, la ex presidenta de izquierda, por violaciones de las leyes fiscales en agosto de este año.
Pero los analistas aseveran que una mayor alza es probable conforme el nuevo gobierno pro- mercado del presidente Michel Temer — quien reemplazó a Rousseff — sigue empujando sus reformas económicas.
Se espera que el Congreso realice una votación esta semana sobre el primero de estos cambios, una enmienda constitucional que limitaría incrementos del gasto presupuestario a cero durante un período de hasta 20 años. Esto ayudaría a asegurar la recuperación de las finanzas públicas que sufrieron bajo el gobierno de Rousseff.
El entusiasmo de los inversores con respecto a Brasil ha comenzado a eclipsar hasta su atracción hacia el otro nuevo favorito del mercado, Argentina, que había cautivado la imaginación de los inversores cuando el también presidente pro negocios Mauricio Macri reemplazó a Cristina Kirchner, su predecesora populista.
Los analistas criticaron a Rousseff por sus políticas intervencionistas que causaron una explosión en el déficit presupuestario y un rápido aumento de la deuda pública bruta a cerca de 70% del PIB, lo cual era insostenible ante las altas tasas de interés en Brasil.
Esto ahuyentó a los inversores e introdujo la peor recesión que ha sufrido el país en más de un siglo, ya que se espera que la economía se habrá reducido más de 7% en dos años para finales de 2016.
Sin embargo hay señales de que la economía tal vez esté tocando fondo. La confianza de los consumidores se incrementó por quinto mes consecutivo en septiembre y se encuentra en su nivel más alto desde enero de 2015. Mientras tanto, la confianza empresarial en el sector industrial se encuentra en su nivel más alto desde julio de 2014.
La inflación, el flagelo tradicional de la economía brasileña, registró su incremento más bajo en 27 meses en septiembre, permitiendo que el banco central pudiera rebajar su tasa de interés de referencia Selic de su nivel alto de 14.25%.
Según los analistas, la reducción prevista de las tasas de interés reavivaría la economía y podría impulsar los precios de los activos brasileños.
David Beker, un economista de Bank of America Merrill Lynch, dijo que estaba pronosticando un ciclo de flexibilización del banco central de 450 puntos básicos comparado con 350 puntos básicos del consenso del mercado, en el que las tasas se fijarían en niveles altos de un solo dígito y la inflación alcanzaría la meta del banco central de 4.5%.
Según los expertos, la política está impulsando los precios de los activos aún más que las condiciones económicas. Temer está demostrando su habilidad para sobreponerse a los obstáculos que ha enfrentado su gobierno. Su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) mantuvo su posición después de la primera ronda de elecciones municipales en octubre.
Sin embargo, sigue habiendo incertidumbre. Las reformas más ambiciosas de Temer — especialmente los cambios del sistema de pensiones y los posibles cambios de las leyes laborales — podrían enfrentar una feroz oposición del pueblo brasileño. Esto podría atemorizar al congreso y estancar el proceso de reforma.
A pesar de estos riesgos, Brasil sigue siendo la historia de inversión más positiva en la región este año ya que las valoraciones aún no han reflejado todo el potencial del mercado, dice Walter Molano de BCP Securities.
“Brasil es el mercado más prometedor en América Latina en este momento, aún más que Argentina, dadas las bajas valoraciones del mercado y la dirección política”, aseveró Molano.