Brasil quiere tener su propio Donald Trump

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Si los brasileros en algún momento se sorprendieron de que Estados Unidos decidiera llevar a la estrella de El Aprendiz a la Casa Blanca, ya lo superaron.

Dos potenciales candidatos para las elecciones de 2018 en el país más grande de América Latina son ex presentadores de ’O Aprendiz, la versión local del programa de televisión.

Otro que cuenta con entusiastas seguidores es un congresista que se la pasa utilizando Twitter y que ha dicho que la dictadura militar en los años 70 se equivocó cuando torturó a los disidentes; debería haberlos simplemente aniquilado.

Luego está un cirujano plástico conocido como el Dr. Hollywood quien, a pesar de su portugués con fuerte acento norteamericano, se cree que tiene posibilidades.

¿Por qué no? Brasil está desesperado por tener un líder que provenga “de fuera de la política”, dijo Jefferson Santos, un ayudante de cocina de 29 años de Planaltina, una de las ciudades más pobres y violentas en las orillas de la capital Brasilia. “El país es un desastre. Necesita alguien que lo limpie”.

El desdén por ‘gobernar-como-siempre’ se ha venido desarrollando durante años en Brasil, como en gran parte del resto del mundo. La economía se hundió a principios de 2015 en la recesión más profunda de la que se tenga registro y no ha logrado salir. La corrupción masiva del ’Lava Jato’ dejó atrapados a importantes protagonistas, entre ellos el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Su sucesora, Dilma Rousseff, fue llevada a juicio político el año pasado.

El actual líder, Michel Temer, está tratando de estabilizar las finanzas del país mediante la aplicación de medidas de austeridad draconianas en medio de una ola de escándalos de corrupción que derribaron a seis de sus ministros en menos de ocho meses.

“Brasil atraviesa una crisis de representación – los votantes no se sienten representados por sus políticos”, dijo Alessandro Janoni, jefe de investigación en la empresa de encuestas Datafolha. Las elecciones que ocurrieron hace tres meses mostraron qué tan poco la gente está contenta con sus opciones: votar es obligatorio en Brasil, y se alcanzó una cifra récord de las boletas en blanco o impugnadas.

Los brasileros ya han dado pruebas de estar hartos en otro momento. En 1988, el chimpancé Macaco Tiao, un residente del zoológico de Río de Janeiro, se ubicó tercero en la elección para alcalde con 400 mil votos. En 2010, un payaso de circo bajo el nombre artístico de Tiririca llegó al Congreso con más votos que cualquier otro legislador, habiendo tenido por lema, “¡Peor no puede ponerse!”.

Pero sí se puso, y el estado de ánimo nacional ha abierto la puerta a un circo presidencial colorido, aún para los estándares brasileños. “Todos saben que será una elección loca”, dijo Oliver Stuenkel, profesor adjunto de relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas, escuela de negocios y think tank.

Lula, condenado a juicio por corrupción y lavado de dinero, cargos que podrían enviarlo a prisión por años, lidera las últimas encuestas. Le sigue de cerca Jair Messias Bolsonaro, exparacaidista del ejército que ha representado a Río de Janeiro en la Cámara de Diputados desde 1990, pero que se auto-retrata como alguien fuera del sistema y opuesto a él.

Cualquier persona con suficiente reconocimiento de nombre y dinero que pueda aprovecharse de la frustración nacional debería ser capaz de competir con los políticos más tradicionales.

“Es muy similar al fenómeno Trump”, dijo Alessandra Orofino, directora ejecutiva de Nossas Cidades, una coalición de organizaciones políticas no gubernamentales. De hecho Bolsonaro se ha comparado favorablemente con Trump diciendo que ambos son “explosivos”.

El recién instalado alcalde de Sao Paulo, Joao Doria Jr., es también muy popular, y acaudalado, pero no se identifica con el presidente electo de Estados Unidos. Fue periodista y propietario de una empresa de marketing, es autor de varios libros y publica la revista Caviar Lifestyle. Fue presentador de ’O Aprendiz’ de 2010 al 2011.

Entre otros que se atreverían a meterse al agua está Roberto Justus, de 61 años, millonario y estrella de ’O Aprendiz’ en las temporadas 2004 -2009 y 2013-2014 y que hizo su fortuna a través de las relaciones públicas y una breve carrera como cantante.

Roberto Miguel Rey, de 55 años, cirujano plástico, declaró también su intención de intentar llegar a la presidencia, pese a su fracaso rotundo en las elecciones parlamentarias. Nacido en Sao Paulo, fue criado y tuvo su consultorio médico en Beverly Hills. Y al igual que Doria y Justus tuvo su intervención en la TV. Ha estado en Dr. 90210 desde el 2004.

Bloomberg.

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