A pesar de las dudas en torno al acuerdo de la OPEP, el petróleo transitaba la rueda de hoy con alzas de casi 4% y en el Nymex de Nueva York, cotizaba a USD 47.5 por barril. A continuación, un repaso para entender la situación del ‘oro negro’ y por qué es tan importante que en la próxima reunión del 30-11 se llegue a un arreglo.
La intrahistoria
En las reuniones de la OPEP de junio y diciembre, los cálculos justificaban sólidamente una reducción de la producción de crudo. En aquellos momentos, los precios eran muy inferiores a los niveles de equilibrio fiscal de los países miembros. En la actualidad, un recorte de la producción de 1,5 millones de barriles diarios, es decir, de un 5%, sería rentable si el barril subiese unos 2,5 dólares, algo bastante probable si se alcanza dicho acuerdo. Un rebote de 5 dólares ya aumentaría el valor de la producción en unos 100 millones de dólares diarios.
Pero lo cierto es que no se han acometido recortes. ¿Por qué? La razón es que Arabia Saudita estaba empeñada en mantener una política de protección de la cuota de mercado y de presión a los productores menos eficientes de otras partes del mundo, especialmente ante el incremento de la producción de las formaciones de shale en Estados Unidos. Arabia Saudita insiste una vez tras otra en que no hará frente a la sobreoferta mundial en solitario.
Cuatro pilares
En la reunión extraordinaria de la Organización de Países Exportadores de Petróleo del 28 de septiembre en Argelia, el grupo de 14 países acordó en principio recortes de la producción que tendrán que ser ratificados en la reunión de Viena el 30 de noviembre. La OPEP apuntó a una reducción de la producción de entre 32,5 y 33 millones de barriles al día. La producción del grupo en octubre fue de unos 33,6 millones de barriles diarios, según su Informe Mensual del Mercado del Petróleo más reciente.
La primera pregunta, y la más importante, que resultó de la reunión de Argelia era si la postura de Arabia había cambiado realmente y, de ser así, hasta qué punto. Lo que se sabe ahora es que el reino saudta quiere que la política de la OPEP se centre en cuatro pilares. Las medidas deben ser: colectivas, equitativas, transparentes y creíbles para el mercado.
Arabia Saudita opina que Irak debe recortar la producción y que Irán debe congelar la suya, una postura que es decisiva. Estos dos países son el segundo y tercer mayor productor de la OPEP y los principales motores del aumento de la producción del grupo en los últimos meses.
“Los saudíes se encuentran ante un dilema”, dijo Bill Farren-Price, responsable ejecutivo de Petroleum Policy Intelligence, consultora de Winchester, Reino Unido. “Lo que tienen que hacer está bastante claro, pero la voluntad no está del todo ahí ya que hay una desconfianza importante en estos momentos”.
¿Cederán estos países?
En un principio, Irak rechazó la propuesta de la OPEP de reducir la producción, una postura que mostró indicios de cambio el pasado viernes. El país publica un conjunto de datos sobre la producción, pero la OPEP compila cifras distintas. Dado que los datos de la OPEP se utilizarían como punto de partida (y puesto que las cifras de producción de la OPEP son más bajas que las publicadas por Irak), el país tendría que comprometerse a un recorte mayor de lo que cree justificado.
Resolver estas discrepancias de una manera creíble supone un obstáculo importante. El ministro de Petróleo de Irak, Jabbar Al-Luaibi, anunció el viernes que se mostraba optimista acerca de un acuerdo, pero no reveló más detalles.
En enero, se levantaron las sanciones internacionales a Irán relacionadas con su programa nuclear. Aceptar las restricciones de la OPEP propuestas por Arabia Saudita sería una decisión problemática para el país a nivel nacional. Irán ha manifestado que no aceptará estas restricciones.
Esto significa que un acuerdo no está tan claro, dice Helima Croft, jefa de estrategia de materias primas de RBC Capital Markets en Nueva York. “Hay una probabilidad de uno entre cuatro de que no tenga éxito, y la razón es que los iraníes son demasiado agresivos en las negociaciones; que Irán no va a hacer simplemente lo que digan los saudíes”, dijo, mientras que agregó que “esto es peligroso”.
Países fuera de la OPEP
Lo que no queda claro aún es en qué medida los países no pertenecientes a la OPEP, en especial Rusia, se sumarán a los esfuerzos si Arabia Saudita limitase su producción, o si la participación de aquellos es una condición innegociable. El ministro de Petróleo de Arabia Saudí, Khalid Al-Falih, dijo el 19 de octubre que “muchos” países no miembros del grupo están preparados para un recorte.
Pero en la práctica, casi ningún país no perteneciente a la OPEP hará recortes profundos y significativos de la producción. Rusia está produciendo al nivel máximo de la era post soviética y ha dicho que prefiere una congelación a una reducción de la producción. Y no hay que contar con la participación de Estados Unidos o de Canadá. De hecho, estos países podrían salir beneficiados de los recortes, ya que venderían a precios más altos y podrían compensar la reducción de producción de la OPEP.
La solución
Barkindo ha recorrido los países miembros del grupo con el fin de conseguir apoyo para cerrar el acuerdo antes de la reunión del 30 de noviembre. Algunos ministros de la OPEP al igual que el ministro de Energía ruso, Alexander Novak, viajaron a Doha la semana pasada. Pero la reunión no resultó gran cosa y no solucionó ninguna de las cuestiones más espinosas que la OPEP debe superar si quiere que los productores tomen medidas coordinadas.
“El camino del acuerdo de la OPEP en Argel hacia la próxima reunión oficial en Viena es largo y está lleno de baches”, dijo Harry Tchilinguirian, director de estrategia de materias primas de BNP Paribas en Londres.
Bloomberg.