El 20 de enero, el presidente electo Donald J. Trump comenzará a implementar su agenda. ¿Cómo piensa convertir sus promesas en políticas? ¿Tienen sentido sus planes? Si no, ¿qué debería hacer? Por último, dada la realidad política de Washington, ¿qué podría suceder? Este artículo de Bloomberg forma parte de una serie de editoriales que busca responder esas preguntas.
Qué dice él que va a hacer: Trump dice que se terminó el comercio injusto. Promete liquidar el Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Dice que enfrentará delitos comerciales de China con “todas las facultades presidenciales legales”, interponiendo demandas ante la Organización Mundial de Comercio, declarando a China manipulador de moneda y, de ser necesario, imponiendo aranceles punitivos.
No dijo mucho sobre la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, un acuerdo comercial propuesto entre Estados Unidos y la Unión Europea, que tenía pocas opciones.
¿Tiene sentido? Los pactos de libre comercio promueven la competencia y el crecimiento y elevan los estándares de vida en general.
El TPP y el TLCAN son acuerdos complicados, producto de años de trabajo, e imperfectos en todo sentido, pero sirven a los intereses de Estados Unidos.
Antes, China mantenía subvaluada su moneda para promover sus exportaciones, pero ya no es así. El comercio provoca una dislocación y empeora la vida de algunos trabajadores, pero el daño causado por las guerras comerciales que podría provocar Trump sería muchísimo más grande.
Lo que debería hacer: Debería dejar que avance el TPP, dejar en paz al TLCAN y no meterse en peleas comerciales con China u otros socios.
La mejor forma de proteger a las víctimas de la competencia es con políticas para apoyar los ingresos y y fomentar la inversión en talentos: subsidios salariales más generosos (como el crédito fiscal sobre la renta ganada), mejores escuelas y orientación vocacional, más ayuda para los trabajadores que se mudan, barreras más bajas para la expansión de pequeñas empresas (como el otorgamiento demasiado estricto de licencias ocupacionales) y una red de seguridad más fuerte si fracasa todo lo demás.
El resultado más probable: A Trump, no le resultará fácil echarse atrás con su postura militante.
Los contrapesos y equilibrios no serán de ayuda porque no hay muchos en el comercio. Por otro lado, también le costará concretar sus amenazas (cuando sea hora de enfrentar las consecuencias económicas).
Quizás sea posible realizar ajustes cosméticos y venderlos como grandes acuerdos nuevos y pronunciar palabras fuertes sin tomar medidas, con pocos estragos. La agenda inteligente en materia de política doméstica seguirá ignorada, porque siempre se la descuida.