Uruguay volvió a recibir un fuerte espaldarazo de los inversores extranjeros. Luego de recibir una demanda tope durante el transcurso de la operación por US$ 4.400 millones, el gobierno accedió a recomprar este jueves parte de bonos en circulación para luego lanzar un inédito título en peso nominales a más de 10 años –vence en marzo de 2028– por el equivalente en pesos a US$ 1.100 millones.
El global fue colocado con un rendimiento anual de 8,625% y pagará un cupón anual de 8,5%.
Del monto adjudicado, US$ 200 millones correspondieron a inversores que optaron por comprar el nuevo bono entregando papeles que vencían en un plazo menor. Aproximadamente el 45% de esos títulos estaban nominados en dólares.
En medio de un contexto internacional favorable por tasas de interés en niveles históricamente bajos, los agentes del exterior depositaron su confianza en que la inflación uruguaya seguirá en los parámetros actuales por un buen tiempo; descartan una abrupta apreciación del dólar y dan una alta probabilidad a la llegada de la segunda pastera de UPM (ver aparte).
La demanda superó ampliamente las expectativas iniciales, ya que las autoridades tenían previsto colocar un piso de US$ 500 millones para que este nuevo papel pueda considerarse un bono de referencia para deuda en pesos nominales a 10 años, una operación inédita para el país hasta el momento.
Objetivos y elogios
Los intermediarios que operan con inversores no dudaron en calificar la colocación del gobierno como un éxito.El jefe de trading de Pro Capital, Nicolás Coccino, dijo que la emisión “fue exitosa” por varios aspectos. “Cuando se obtiene una demanda que supera en cuatro veces lo que se pretendía colocar es todo un logro, sobre todo si se compara con los emisiones de otros emergentes”, indicó.
“Es histórico que hoy Uruguay salga con este tipo de emisiones con una tasa de un dígito, cuando durante la última década la inflación estuvo mayormente orillando los dos dígitos”, añadió el analista de la corredora y gestora de patrimonios Puente, Felipe Herrán.
Además, si bien Uruguay no tiene hoy un bono global en pesos nominales a un horizonte tan largo (más de 10 años), Coccino consideró que la tasa (de 8,625%) puede calificarse como “histórica” no solo por lo baja sino también porque permite crear un nuevo punto de referencia en la curva de rendimiento a un plazo más largo.
Desde el punto de vista estratégico, una emisión con estas características no solo ayuda a desdolarizar la deuda porque se sigue emitiendo en moneda nacional, sino que se le considera como el paso a “una segunda generación de desdolarización”, había dicho semanas atrás una fuente consultada por El Observador.
El ministro de Economía, Danilo Astori, dijo este jueves que la nueva emisión “demuestra la enorme confianza que Uruguay tiene en el exterior” y que es señal de un proceso de diferenciación. “Ser diferente es que Uruguay pueda colocar, como ningún otro país emergente deuda global en moneda nacional nominal”, resaltó Astori.
Uruguay volvió a los mercados internacionales tras colocar en junio su primer bono global en pesos a tasa fija con vencimiento en 2022, por el equivalente a US$ 1.250 millones con un interés de 10%.
Inversores apuestan a UPM y a un dólar estable
El analista de la corredora y gestora de patrimonios Puente, Felipe Herrán, dijo que a lo largo de toda la operación de canje y emisión del nuevo bono en pesos se ratificó un fuerte apetito y avidez de inversores estadounidenses, europeos e incluso asiáticos.
¿Por qué hubo tanta demanda? El experto explicó que con inversores convalidando una tasa de 8,625% desde el exterior se espera que la inflación se mantenga dentro del rango meta (3% a 7%) por los menos por entre 3 y 5 años. Asimismo, añadió que tampoco se está esperando una devaluación de 15% o 20% porque con un dólar débil a nivel global se proyecta un tipo de cambio estable. “Esa percepción es relevante porque esa variable le puede afectar el rendimiento de un bono a 2028”, dijo Herrán.
En ese sentido, anticipó que también se da por descontado por el mercado externo la instalación de una segunda pastera por parte de UPM. “Esto te asegura un fuerte ingreso de divisas por los próximos tres años que debería asegurar un tipo de cambio bastante controlado”, explicó.
En la misma línea, Nicolás Coccino de Pro Capital reconoció que si se concreta la inversión de la multinacional finlandesa en un país chico como Uruguay “moverá la aguja. No soluciona todos los problemas pero da una mano importante”, indicó.
Por otro lado, el experto recordó que cuando arrancó el año las letras de regulación monetaria que emitió el Banco Central o las Notas del Tesoro de Economía a un año, pagaron una tasa del eje del 14%, mientras que prácticamente seis meses más tarde el gobierno primero logró primer reducir a 10% esa referencia con un bono global en pesos nominales –que emitió en junio– y ahora logra llevarla a menos de ese umbral por un plazo de 10 años. “Los inversores ven estabilidad en el peso uruguayo. Para los extranjeros, la inflación no pesa tanto como para los inversores locales”, apuntó.
El Observador.com