Con el peligro de la primera ronda de las elecciones francesas superado, el Banco Central Europeo -BCE- se reúne mañana. En principio, son muchos los analistas que destacan que será un evento tranquilo, y que el resultado de estos primeros comicios en Francia todavía no va a condicionar las decisiones de los reguladores monetarios de la eurozona.
Desde Bloomberg, se encuestó a 47 expertos en el mercado y estos consideran que la reunión de mañana no traerá cambios en la política monetaria ni en el mensaje; según ellos, será en junio cuando se empiecen a ver las primeras señales de un nuevo rumbo por parte del BCE. Así, la entidad retirará de su discurso la posibilidad de que las tasas caigan “incluso por debajo de los niveles actuales”, una fórmula que Draghi ha repetido en numerosas ocasiones durante los últimos meses.
Además, los expertos esperan que en septiembre el regulador anuncie una nueva reducción en la cantidad de deuda que compra cada mes -ahora, 60.000 millones de euros-, y también un retraso en la fecha límite del programa, más allá de diciembre de 2017.
Así, paso a paso, es como los analistas creen que Draghi terminará con el QE, y no como lo hizo la Reserva Federal estadounidense -Fed-, quien se comprometió a reducir las compras de forma ordenada, rebajándolas en 10.000 millones de dólares cada mes.
Si bien ya ha habido una primera reducción en este sentido -desde abril el BCE ha pasado de comprar 80.000 a 60.000 millones-, los expertos encuestados creen que el proceso de desmantelar el programa arrancará en algún momento del primer trimestre del año que viene, y que tendrá una duración de seis meses hasta terminar definitivamente.
Sobre una hipotética suba en las tasas de interés, los expertos aún son pacientes. La mayor parte cree que se aumentará la tasa de facilidad de depósito -ahora en -0,4%- antes del último trimestre de 2018, pero sólo un tercio de los encuestados espera que los tipos de referencia se aumenten en algún momento del año que viene. Así, consideran que habrá que esperar, al menos hasta 2019.
Esta reunión llega después de que, en palabras del propio BCE, el mercado les “malinterpretara” en el último encuentro. En aquel momento, el pasado 9 de marzo, la entidad mejoró las perspectivas macroeconómicas para la eurozona, aumentando una décima su estimación de crecimiento para 2017 y 2018 -hasta el 1,8 y 1,7%, respectivamente- y también mejorando las perspectivas de inflación para estos dos años, hasta el 1,7 y 1,6%.
Sin embargo, la forma de comunicar este cambio no fue la adecuada, según los propios reguladores, ya que las expectativas del mercado sobre el momento en el que el BCE subiría las tasas fueron optimistas en exceso, llegando a señalar diciembre de este mismo año.
A hora bien, como dejaron claro las actas de esa misma reunión, en el seno del banco hay debate sobre el plan de ruta, y ya hay miembros que quieren que Draghi relaje su mensaje en las ruedas de prensa.
A pesar de todo, el presidente del BCE quiso zanjar el asunto a principios de abril, cuando declaró en Frankfurt que “una revisión de nuestra política monetaria actual no es necesaria en este momento”.
*** Con información de Bloomberg y Eleconomista.es