El futuro de Estados Unidos se define este martes y el gobierno está en alerta ante cualquier posibilidad de hackeo que busque manipular los resultados.
Y no es para menos, luego de una reñida contienda en la que el candidato republicano Donald Trump advirtiera a sus partidarios “es mejor que tengamos cuidado, porque las elecciones van a ser manipuladas” y la demócrata Hillary Clinton junto con altos miembros del partido, acusaran a Rusia de intentar manipular las elecciones mediante hackeo.
Por otra parte, el director del FBI, James Comey, señaló ante el Congreso el 28 de septiembre, que los estados deben estar atentos a las intrusiones en línea “porque no hay duda de que algunos malos actores han estado husmeando”.
Un fraude a nivel nacional sería extremadamente difícil de conseguir, sobre todo porque los votos son contabilizados por más de siete mil condados. Hackear suficientes de ellos para inclinar la balanza sería una empresa monumental y seguramente sería detectada. (Los tabuladores que cuentan los votos están diseñados para no estar conectados a Internet.)
Más bien, el riesgo es una violación de la confianza: que anomalías el día de la elección por tecnología anticuada y mal diseñada confirmarán y amplificarán los temores y acusaciones de las campañas.
Una potencial vulnerabilidad es la manipulación del voto o la caída de los sistemas, cuyos riesgos destacaron en las elecciones municipales de Memphis de 2015. Poco después de la votación, un programador de Memphis llamado Bennie Smith descubrió un problema con la forma en que las papeletas eran contadas en GEMS (Global Election Management System), un popular sistema de tabulación electrónico empelado a los largo de Estados Unidos.
Los errores causaron que desaparecieran más de mil votos, en su mayoría de iglesias negras, explicó Bloomberg en su programa semanal de ciberseguridad “Digital Defense”.
Gems monitorea las máquinas de votación, clasifica las máquinas que han entregado los datos y las que no lo han hecho y registra los resultados.
El programador creó un programa de prueba de concepto llamado Fraction Magic, que muestra cómo funcionarios corruptos podrían manipular los GEMS para alterar los resultados de las elecciones.
Otra posible vulnerabilidad es el registro de votantes; se ha visto una ola de intentos de hackeos contra bases de datos estatales de registro de votantes, desde Arizona hasta Illinois, Florida y California.
El punto culminante de estos ataques sería que los piratas ocasionaran una interrupción significativa si cambiaran la información de registro de votantes, lo que daría lugar a largas colas y caos este martes.
El negocio de la tecnología de votación en Estados Unidos está dominado por pocas compañías: Election Systems & Software (ES&S) y Dominion Voting Systems son las más grandes. Ninguna tiene mucho en común con los gigantes de la informática.
Apple, Dell, IBM y HP se han alejado del sector que genera, según un análisis del profesor de Harvard Stephen Ansolabehere, unos USD 300 millones en ingresos anuales. Para poner en contexto, Apple genera alrededor de USD 300 millones en ingresos cada 12 horas.