La mirada de los inversores vuelve a posarse sobre la FED, esta vez, por la presencia de su titular, Janet Yellen, en el encuentro de banqueros centrales que se realizará este viernes en Jackson Hole (Wyoming). Allí, la funcionaria ofrecerá un discurso sobre las perspectivas económicas y la política monetaria del organismo, algo clave para los mercados, en momentos en los cuales la entidad ya avisó que está evaluando retomar la suba de tasas, impulsada por los últimos indicadores económicos y después de la parálisis generada por las dudas sobre China y el Brexit.
Tras la fallida intención de llevar a cabo hasta cuatro ajustes monetarios en 2016, como apuntó el banco central estadounidenses en diciembre del año pasado, cuando elevó por primera vez en casi una década las tasas al rango actual del 0,25 % y 0,5 %, los operadores siguen apostando -como mucho- por una posible alza de tasas antes de fin de año.
No obstante, todavía falta saber cuándo comenzará el ajuste. Las bolsas daban por hecho que, de haber alguna suba de tasas, sería en diciembre, pero eso no está tan claro. Esta semana, varios miembros de la Reserva Federal retomaron el tema de la necesidad de proseguir con el ajuste monetario, una vez dejadas atrás las dudas sobre la economía estadounidense con el mal dato de empleo de mayo.
El presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley, pronosticó el martes una “cierta aceleración” en las perspectivas de crecimiento económico de EE.UU. en la segunda mitad del año, por lo que apuntó como “posible” una subida de tasas de interés en la reunión de septiembre.
“Creo que estamos viendo un crecimiento en la segunda mitad del año que será más fuerte que en la primera mitad, con cierta aceleración en las perspectivas de crecimiento“, aseguró Dudley en una entrevista en la cadena de televisión Fox Business.
Para el presidente de la Fed de Nueva York, considerado un influyente miembro del organismo y con voto fijo, “la mejoría en el mercado laboral ha empezado a dar signos de aceleración en los salarios“, algo que los economistas estaban echando a faltar pese a la baja tasa de desempleo, que se encuentra en el 4,9 %.
Uno de los economistas que mejor conoce a la FED es Alan Greenspan, que presidió la institución entre 1987 y 2006. Y tiene las cosas bastante claras. “Las tasas de interés van a subir pronto, quizás, rápidamente”, dijo en una entrevista con Bloomberg Radio este fin de semana.
“No puedo concebir que podamos mantener estos niveles de tasas durante mucho más tiempo“, aseguró Greensapn. A su modo de ver, la FED tiene que empezar a moverse pronto y elevar el precio del dinero. Y cuando lo hagan, “podría sorprendernos el grado de rapidez” con el que esto puede ocurrir, aseguró el economista estadounidense.
Ahora, tras Jackson Hole, el siguiente encuentro de política monetaria del organismo se llevará a cabo el 20 y 21 de septiembre. Pero aunque el panorama ha comenzado a despejarse en cierta medida, las dudas persisten.
En la última reunión de la Fed en julio, en la que no se modificó la política monetaria, los miembros del Comité de Mercado Abierto estuvieron divididos sobre la necesidad de una pronta suba de tasas, según las minutas difundidas hace menos de una semana.
“Los miembros acordaron en general que, antes de tomar otro paso para retirar la política acomodaticia, sería prudente acumular más datos para evaluar el ritmo de la actividad económica y del mercado laboral”, señalaron las actas, que se divulgan tradicionalmente con tres semanas de retraso.
Desde entonces, los indicadores económicos han ofrecido datos positivos, como la sólida creación de empleo en julio y que la tasa de desempleo se mantuviese en el 4,9 %, cerca de niveles considerados próximos al pleno empleo.
También los efectos sobre las mercados financieros del voto a favor del “brexit”, como se conoce popularmente la salida del Reino Unido del bloque europeo, parecen haber sido menores de lo anticipado para la economía global.
Sin embargo, el hecho de que el Banco de Inglaterra se haya visto obligado a recortar las tasas interés para estimular la economía británica parece desalentar un alza rápido al otro lado del Atlántico y, por ello, las probabilidades se sitúan más en la reunión de la Fed de diciembre que en la de septiembre.
“¿Es suficiente para que Janet Yellen se mueva en septiembre? No lo creo. Creo que ella está centrada en las condiciones globales. Quizá en diciembre, si esta tendencia continúa, pero no ahora”, dijo Bill Gross, que gestionó el hasta hace poco mayor fondo de inversiones global Pimco y encabeza ahora Janus Capital Group Inc.
Actualmente, los mercados dan cerca de un 25 % de probabilidades a una suba en septiembre y un 45 % a un alza en diciembre.
Un poco de historia
Jackson Hole es el nombre de un pequeño valle de Wyoming que se encuentra completamente rodeado de montañas (de ahí el ‘hole’ o agujero, que le pusieron quienes lo exploraron a comienzos del siglo XIX) y que es famoso por su belleza paisajística.
Sin embargo, lo que de verdad ha hecho que sea conocido por el público son, efectivamente, las reuniones de presidentes de bancos centrales y reputados economistas de todo el mundo que se vienen celebrando anualmente desde 1982 en el hotel de Jackson Lake Lodge.
Estos encuentros de alto nivel son organizados cada última semana de agosto por la Reserva Federal de Kansas City, que tiene a su cargo la supervisión de todos los bancos del centro y el oeste de Estados Unidos y giran en torno a un tema monográfico.
A diferencia de otras cumbres del mismo estilo, la reunión de Jackson Hole se caracteriza por su transparencia con los medios de comunicación. Sin ir más lejos, años atrás figuras de la talla del ex presidente de la Fed, Ben Bernanke, atendieron a la prensa en mangas de camisa a orillas del Lago Jackson. Por este motivo, los mercados consideran que este es el evento idóneo para que los bancos centrales envíen un mensaje de calma.
Es que desde sus comienzos, allá por 1982, Jackson Hole ha sido el ‘foro informal’ por excelencia de las grandes personalidades de la banca mundial. Incluso, de allí salieron las directivas que marcaron la evolución de la política monetaria global durante la década pasada, desde las medidas expansivas que caracterizaron la llamada ‘era Greenspan’ a los primeros planes de urgencia adaptados para hacer frente a la crisis desatada por la quiebra de Lehman Brothers.