No importa cuántas veces haya nombrado Janet Yellen la palabra “cautela” para explicar sus próximos pasos en materia de política monetaria. Siempre, las horas previas a una reunión de la FED están plagadas de incertidumbre y esta semana no será la excepción. La expectativa, sin ir más lejos, ya se siente en el comportamiento de los principales mercados.
No obstante, los analistas internacionales coinciden en que no hay de qué preocuparse, ya que se descuenta que el organismo dejaría sin cambios sus tasas pasado mañana, e incluso esperan que la FED tenga una mirada más optimista respecto a condiciones “más benignas” para la economía. Igual, siendo sinceros, hay que tener cierto cuidado con respecto a esto último: una mirada demasiado favorable en relación al comportamiento de la actividad, podría llevar a algunos a pensar que el ajuste de las tasas sería más rápido y de mayor magnitud a la hoy proyectada, lo que no dejaría de tener impacto negativo sobre las cotizaciones.
Recordemos que la Reserva Federal realizó su primera suba en la tasa de referencia en casi una década a mediados de diciembre, con vistas a continuar el proceso alcista varias veces este año (se apuntaba a cuatro subas de 25 puntos). Sin embargo, las “turbulencias financieras” (tal como dijo Yellen) sufridas por los mercados a comienzos de 2016 llevaron a la entidad a presionar el botón de PAUSA. De hecho, ahora según el último sondeo de Reuters –que coincide además con la visión volcada semanas atrás por la misma FED- , se llevarían a cabo en principio sólo dos incrementos en 2016.
Este miércoles cuando finalice la reunión de la FED, el inversor debe saber que Yellen no dará una conferencia de prensa, por lo cual habrá que prestarle especial atención al comunicado oficial que el organismo difundirá tras su encuentro y que no suele ser muy amplio. Desde acá lo que se tratará, puntualmente, de interpretar que tan cerca o no se encuentra un nuevo ajuste. ¿Será junio, julio o septiembre?
Hoy la probabilidad implícita en los Futuros de Fed Funds de la FED apunta a que un alza en la reunión de junio es menor al 22%, creciendo respecto a la semana pasada pero debajo del 13% de una semana atrás. En cambio, para la reunión de julio, esta probabilidad crece al 33% y para septiembre a niveles cercanos al 50%. Esto nos hace en principio proyectar, que salvo muy buenos datos económicos o en su defecto presiones inflacionarias fuertes y claras, el organismo –según el mercado- podría esperar al segundo semestre para ajustar nuevamente su política monetaria.
Actividad e Inflación, como drivers
Esto último igual siempre, queda claro, puede cambiar dependiendo de los vaivenes de la economía global y de la propia USA.
Por eso, no son pocos los miembros de la FED que se han mostrado temerosos al respecto, no sólo debido a la fuerte caía de las bolsas de enero, sino también por los débiles datos económicos surgidos durante el primer trimestre. Y ahora necesitarán señales concretas de una mayor inflación y crecimiento antes de que el FOMC (Federal Open Market Comittee), el panel del banco central que fija la política monetaria, continúe con el sendero gradual de subas hacia niveles más normales de tasas de interés.
“No creo que puedan realizar un alza en junio sin generar otra ronda de volatilidad, y no quieren eso porque la ola vendedora de enero-febrero dejó una profunda cicatriz”, dijo a Reuters Aneta Markowska, economista jefe para Estados Unidos de Societe Generale, en Nueva York.
Pero, al fin y al cabo, los criterios de la FED terminarán dependiendo del balance de riesgos al que se expone la economía americana. Entre ellos, puntualmente, se mirará de cerca ya no tanto el empleo –hoy en mínimos- sino la evaluación de la inflación, y la fortaleza del dólar como consecuencia de la contraposición de las políticas monetarias del mundo.
Es claro que mayor fortaleza de la divisa americana, afecta la actividad. No hay que ser ingenuos: un dólar “caro” es lo que en el último tiempo ha perjudicado a la competitividad de la industria estadounidense. Por algo, el ISM manufacturero, la producción industrial del tercer mes del año reflejó una contracción de 2% anual, acumulando siete meses consecutivos de reducción.
En este sentido, es real que los inversores no sólo deberán mirar esta semana la reunión de la FED, sino que también deberán concentrar su atención en la agenda económica que promete varios datos relevantes y que permitirán señales más claras de cuál es el real camino de los precios y la economía. Entre ellos, el anticipo del crecimiento del PBI del primer trimestre, el PCE y poco después el reporte de empleo de abril. En especial, nuevamente, la mirada estará sobre el crecimiento de los salarios.