Tras más de un año de reuniones fallidas, rumores y desmentidos, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el cartel que controla el 35%-40% de la producción mundial, anunció la semana pasada su primer recorte de exportaciones desde 2008.
A lo largo de 2016, los inversores han esperado un posible recorte de producción que permitiera estabilizar los precios del crudo. Sin embargo, los grandes bancos de inversión no parecen impresionados por el acuerdo de la OPEP, del que ni siquiera se conocen todos los detalles, tal es el caso de Goldman Sachs, que prevé que el Brent cierre el año por debajo de los USD 45 dólares y se sitúe en los USD 53 dólares a finales de 2017. Por su parte, Société Générale fija un precio objetivo para finales de 2016 de USD 50, que dejaría sin potencial alcista al barril de crudo desde sus niveles actuales.
Es imposible prever qué sucederá en los mercados, pero existen numerosos motivos para pensar que el último rally de loro negro no es sostenible y podría estar llegando a su fin.
1. La producción ronda máximos. En los últimos dos años la demanda de petróleo se ha disparado, mientras los precios caían en picado. El motivo de esta aparente paradoja es la guerra de Arabia Saudita y USA. Gracias a la controvertida tecnología de la fracturación hidráulica, en la última década numerosas empresas norteamericanas pudieron explotar yacimientos de hidrocarburos no convencionales que en el pasado no habrían sido rentables. El auge del fracking convirtió a EE.UU. en uno de los mayores productores del mundo.
En un intento por proteger su cuota de mercado, Arabia Saudita impulsó su producción, para tumbar los precios y asfixiar económicamente a su nuevos competidores. El país árabe también paralizó a la OPEP, pese a las protestas de sus socios más débiles. Esto se vio agravado por la reaparición de Irán, que regresó al mercado tras el levantamiento de las sanciones internacionales por su programa nuclear y comenzó a bombear millones de barriles al día.
En julio, Arabia Saudita batió un récord de producción en los 10,5 millones de barriles, mientras que Iraq, Irán y EAU incrementaron sus exportaciones. Es más, un sondeo de Reuters estima que las exportaciones del cartel podrían cerrar septiembre en el nivel sin precedentes de los 33,6 millones de barriles diarios. Y fuera de la OPEP, Rusia no está demasiado lejos de su récord de producción de 11,4 millones, fijado en 1987. Con la producción en niveles que posiblemente son insostenibles, el recorte de hasta 740.000 barriles anunciado la semana pasada es solo simbólico.
2. Siguen aprobándose nuevos proyectos. Con el crudo por los suelos, las petroleras se vieron obligadas a emprender medidas draconianas para sobrevivir, despidiendo millares de trabajadores y reduciendo casi a 0 sus inversiones. No obstante, la estabilización de los precios vivida este año ha dado un giro a esta situación.
Las grandes petroleras están volviendo a invertir en infraestructura y reabrir instalaciones. De hecho, seis nuevos macroproyectos podrían ver la luz a lo largo del próximo año, con capacidad para compensar la menor producción de la OPEP. Entre estas iniciativas cabe destacar el campo petrolífero de Kashagan (Kazajistán), que podría aportar al mercado 150.000 barriles diarios para final de año.
3. Las reservas están cerca de máximos. Los mercados han sufrido un auténtico empacho de crudo. Y el ejemplo más gráfico para comprenderlo es lo que ha sucedido con los buques petroleros: a comienzos de año llegaron a reducir su velocidad un 10% para tardar en llegar a los puertos, convirtiéndose en depósitos temporales. Llegó un punto en el que los ataques de piratas nigerianos se redujeron en más de un tercio, porque a los corsarios ya ni siquiera les salía rentable asaltar estos cargueros.
La situación ha cambiado en los últimos meses. De hecho, los inventarios petrolíferos de USA acumulan cinco semanas consecutivas a la baja. Sin embargo, esta situación es en gran parte estacional, y las reservas aún se mantienen en niveles muy elevados. Esto suavizará el impacto del recorte anunciado por la OPEP.
4. El fracking vuelve a ser rentable a partir de USD 50. El auge de la controvertida fracturación hidráulica permitió que pequeñas empresas de EE.UU. y Canadá pudieran abaratar sus costos de producción y explotar yacimientos antes inaccesibles. Sin embargo, los hidrocarburos no convencionales siguen siendo más caros de extraer y refinar que los campos petrolíferos tradicionales.
La estrategia de Arabia Saudita de hundir los precios tuvo cierto éxito, ya que forzó al sector del fracking a cerrar instalaciones, cancelar inversiones y, en algunos casos, echar el cierre. Pero no tuvo en cuenta el dinámico mercado crediticio de Estados Unidos: muchas compañías han sobrevivido a base de deuda y ya se están preparando para reanudar su producción, porque a partir de USD 50 pueden volver a generar beneficios.
La demanda de torres de extracción en EE.UU. se disparó un 29% en 2016, y desde finales de mayo se han reactivado más de un centenar de torres de extracción. La reaparición de estos jugadores presionará los precios a la baja.
5. La economía global no es tan sólida. En su informe de perspectivas económicos de octubre, el FMI prevé que la economía global se acelere ligeramente el próximo año, del 3,1% al 3,4%. Aunque a priori los datos son positivos, la imagen cambia si se miran con lupa: el crecimiento en los países desarrollados estará por debajo de los niveles del 2% registrados en 2015 y eso sin contar el posible impacto del brexit, que comenzará a sentirse a partir de 2017.
En este entorno de debilidad, los productores de la OPEP posiblemente no tengan mucho margen para elevar los precios sin provocar un descenso de la demanda.
6. La OPEP no es buena cumpliendo sus promesas. El cartel representa a 14 países con diferentes intereses, por lo que tiene un pobre historial en el cumplimiento de sus cuotas. Parece improbable que esto vaya a cambiar en un momento en el que los socios más débiles están atravesando serias dificultades económicas. Según Goldman Sachs, históricamente la OPEP solo ha respetado sus techos de producción forzado por las circunstancias. Es decir, ante recesiones o fuertes caídas de la demanda.
7. Los fondos especulativos podrían tomar ganancias. El petróleo no es una materia prima tan especulativa como el oro, pero en los últimos años los movimientos del mercado han jugado un papel vital en su evolución. En varias ocasiones desde el inicio de la crisis, la evolución del crudo incluso se ha desvinculado por completo de la oferta y la demanda. Y las últimas posiciones especulativas apuntan a una posible corrección de los precios a corto plazo.
Según Goldman Sachs, las posiciones largas especulativas están alcanzando niveles muy elevados, que históricamente han precedido a tomas de ganancias. Desde 2011, las apuestas alcistas sobre el petróleo han alcanzado en 9 ocasiones la franja de los 350.000-450.000 contratos y en todas y cada una de esas ocasiones se produjo una toma de ganancias masiva de beneficios que duró semanas o incluso meses.
La fuga de los fondos alcistas no desencadenará necesariamente un desplome de los precios, ya que la posibilidad de un acuerdo entre la OPEP y Rusia está ahuyentando a su vez a los bajistas. Sin embargo, el descenso de los volúmenes de negociación elevará la volatilidad y añadirá un nuevo obstáculo al rally ascendente.