Tercer viaje de Xi Jinping en tres años a América Latina: ¿qué busca China en la región?

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Desde que asumió en 2013, el presidente chino, Xi Jinping, viajará por tercera vez a América Latina. El jueves 17 llegará a Ecuador, luego pasará por Perú y cerrará su gira en Chile el 23. En un contexto mundial complejo y de incertidumbre generalizada, la gira refuerza la relación entre China y la región que, desde hace más de un década, vive un momento de particular intensidad. Pero esta vez con una peculiaridad: ya no se trata solo de una relación comercial, se abre una nueva etapa que promete grandes inversiones que se enfocarán en la infraestructura.

La excusa para la visita es la Cumbre del Foro Económico Asia-Pacífico (APEC por su siglas en inglés) que se realizará en Lima, a la que también asistirá el presidente norteamericano, Barack Obama, y el ruso, Vladímir Putin, entre otros.

“Xi Jinping asumió en 2013 y ya vino tres veces. Eso evidencia la importancia estratégica que China le da a la región. No es la prioridad número uno, pero está dentro de las tres principales áreas de influencia. En cada una de sus giras fue a diferentes países, que sumados dan un buen panorama de la cambiante realidad latinoamericana”, aseguró a DW el historiador y director de la revista sobre intercambio cultural entre China y Argentina (Dangdai), Néstor Restivo.

Un estudio realizado por las Naciones Unidas vaticina que este año China desplazará a la Unión Europea como el segundo socio comercial de Latinoamérica, siempre detrás de los Estados Unidos. Pero según publicó China Policy Review, en 15 años China incluso va a superar a Estados Unidos como el mayor socio comercial de la región.

“China está en un proceso de expansión global, va a todos lados, no solo a América Latina. Sin embargo, hasta que llegó XI Jinping, el vínculo entre China y la región estaba mediado por EE.UU. China consideraba a Latinoamérica como el patio trasero de los Estados Unidos y negociaba con ellos las inversiones. En esta nueva etapa -que ellos llaman Go Global-, el vínculo es directo”, sostiene desde China el sociólogo y miembro del instituto de América Latina de la Universidad de Shanghái , Nicolás Damin.

China es hoy el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú y el segundo de México, Argentina y Venezuela. En los últimos 15 años el intercambio comercial entre la región y el gigante asiático se multiplicó por 22. A comienzos de 2015, en el primer Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Xi Jinping se comprometió a incrementar el comercio con la región a US$500 mil millones y a invertir US$250 mil millones en el transcurso de la próxima década.

Grandes obras. El 2004 fue el año bisagra. El por entonces presidente chino Hu Jintao visitó Brasil, Argentina, Chile y Cuba y marcó así el inicio de una nueva era. En un primer momento se trató de un creciente intercambio, de un juego de compra-venta simple y directo. Pero en los últimos años la relación alcanzó una nueva intensidad. Ya no solo se trata de un intercambio en el que América Latina ubica materias primas y China vende productos con escaso valor agregado. Los datos muestran que China se convitió en el principal prestamista de la región, superando incluso al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al Banco Mundial o al Banco de Desarrollo de América Latina.

Lo interesante de esta nueva etapa es que el dinero chino se orienta a obras de infraestructura que modificarían la matriz comercial y productiva de la región. En 2013 el gobierno nicaragüense anunció la firma de un contrato por US$40 mil millones que le garantiza a China la concesión del futuro canal por 100 años. También, en la búsqueda por vincular el océano Atlántico y el Pacífico, China anunció ya grandes inversiones como la creación de una red ferroviaria que una Brasil y Perú a través del Amazonas y otra que cruce los Andes para unir Chile y Argentina.

China anunció también una inversión de US$100 millones en los próximos tres años para modernizar y ampliar el puerto de Santiago de Cuba. En Argentina también hay dinero para el proyecto de una gran represa en la provincia de Santa Cruz. En el mismo sentido, la visita a Ecuador tiene que ver con la construcción, por parte de la estatal china Sinohydro, de la hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair. Cuenta con un presupuesto de US$2.200 millones.

En Bolivia, las inversiones se relacionan con la extracción minera. Es similar a lo que sucede en Perú, donde Pekín es el mayor inversionista extranjero desde que China Minmetals y Aluminum Corp of China pasaron a controlar las principales mineras de cobre en Apurímac, al sur del país. Este dato explica que el primer gesto diplomático de Pedro Pablo Kuczynski, quien asumió la presidencia el pasado 28 de julio, haya sido viajar a la lejana China.

La contracara. Pero tanta intimidad supone también una cara negativa. En los primeros años de este siglo y hasta la crisis de 2008, China creció a tasas que superaron el 10% y empujó así al resto de la economía global. La incorporación de millones de chinos al mercado supuso el aumento del precio de los commodities, lo cual benefició a América Latina.

Pero tras la crisis, el crecimiento se moderó y esto tuvo un impacto directo en la economía regional. Según el informe Perspectivas económicas de América Latina publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en China vive el 19 por ciento de lo población mundial, pero el país posee solo el 7 por ciento de la tierra cultivable. “A esto hay que añadir que China está experimentando cambios en sus hábitos de consumo alimentario debido al proceso de urbanización y a la consolidación de una clase media”, añade el estudio.

“La nueva etapa supone también que China agrega cada vez más valor a sus productos. Dejó de ser un modelo netamente exportador de productos de bajo valor agregado, ahora se trata de valor agregado medio. Ya vende autos y tecnología y  en 15 o 20 años va a competir con Alemania en la venta de trenes o armas”, agrega Damin desde Shanghái .

Esta transición abre nuevos escenarios, con posibilidades y riesgos para la región donde, a la vez, conviven diferentes modelos de desarrollo interno. En un mundo que aguarda tenso los anuncios del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, todo indica que la relación entre América Latina, lejos de moderarse, tenderá a intensificarse con el correr de los años.

Deutsche Welle
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