Wall Street nunca tuvo tanta certeza de que las tasas de interés en Estados Unidos están a punto de subir.
Las apuestas de los inversores a un aumento de las tasas de corto plazo en el país norteamericano alcanzaron la semana pasada USD2,1 billones, la cifra más alta en el mercado de futuros en eurodólares, batiendo la marca establecida en 2014, dijo Cheng Chen, estratega de tasas estadounidenses de TD Securities, citando datos compilados desde 1993 por la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas.
Es la señal más reciente del impacto que la elección de Donald Trump en los mercados del mundo. Durante las últimas dos semanas, los inversores han tratado de posicionarse para una presidencia de Trump, que creen significará mayor crecimiento, una inflación más alta y una Reserva Federal que estará bajo presión para elevar las tasas de interés de una manera que no se ha visto durante más de una década.
El efecto de la victoria de Trump llevó el lunes a los tres principales índices bursátiles de EE.UU. a su primer récord conjunto desde agosto. El martes, el Promedio Industrial Dow Jones superó la marca de las 19.000 puntos por primera vez en su historia al cerrar en 19.023 unidades. El índice del dólar ICE cerró el martes con un aumento de 0,10%, su undécima alza en las últimas doce jornadas, lo que lo ubica cerca de su mayor nivel desde 2003.
En un repliegue tras la fuerte apreciación registrada durante buena parte de 2016 y reflejando el temor de los operadores a que la inflación consuma el valor de su renta fija, los precios de los bonos se desplomaron, llevando el viernes el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años a 2,335%, frente a 1,867% del día de las elecciones y un máximo de 12 meses. Ayer, el rendimiento se ubicó en 2,319%, mientras que el del bono a dos años cerró en 1,095%. Los rendimientos suben cuando los precios de los bonos caen. “Ha sido un cambio radical en los últimos meses”, reconoció James DeMasi, jefe de estrategia de renta fija de Stifel Nicolaus Co. Hace apenas cuatro meses, el rendimiento del bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años alcanzó su mínimo histórico de 1,366%, ayudado por una estampida hacia activos de refugio provocada por el voto del Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea.En ese momento, muchos inversores advirtieron que los compradores de bonos soberanos a largo plazo con rendimientos cercanos a cero estaban asumiendo un riesgo significativo al apostar a que la inflación permanecería inactiva durante una década o más. Pero incluso entre los escépticos, pocos esperaban que la situación diera un giro tan rápido.
A última hora del martes, el mercado de futuros de fondos federales asignaba una probabilidad de 94% a un aumento de tasas en la reunión de la Fed de diciembre, según datos de CME Group, muy por encima del 58% de hace dos meses y del 12% de finales de junio.
Con este cambio, las expectativas del mercado se han puesto esencialmente en línea con las proyecciones de la Fed de realizar dos incrementos de tasas en 2017. El riesgo es que las expectativas pueden acelerarse, elevando las tasas de interés y el valor del dólar y complicando los esfuerzos del banco central para que la economía no siga dependiendo del estímulo monetario.
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, dijo a legisladores en Washington el jueves que el banco central estadounidense podría actuar “relativamente pronto”. La funcionaria advirtió que postergar durante mucho tiempo un aumento de las tasas podría obligar a la Fed a hacerlo de manera abrupta en el futuro para impedir un sobrecalentamiento de la economía. Pero agregó que el riesgo a corto plazo de quedar rezagado es limitado, y reiteró que el banco central espera aumentar las tasas gradualmente en los próximos años.
Mark Cabana, jefe de estrategia de tasas estadounidenses a corto plazo de Bank of America Merrill Lynch, dijo que los rendimientos de los bonos del gobierno probablemente seguirán aumentando.
Al mismo tiempo, la magnitud de la apuesta a favor de un alza de las tasas está generando algunas preocupaciones considerando la serie de vuelcos en apuestas que alguna vez fueron populares, como las acciones que reparten dividendos, el precio del oro y otros activos que los operadores esperaban que se mantuvieran bajos por más tiempo. Las transacciones muy populares elevan el riesgo de que un giro genere pérdidas desproporcionadas, dicen algunos analistas.
Otros advierten que el fortalecimiento del dólar y el aumento de las tasas en EE.UU. puedan intensificar la restricción de crédito crónica que sufren los mercados emergentes, donde el endeudamiento en dólares se ha disparado desde la crisis financiera. Esto podría impulsar un fuerte retroceso de las acciones, las commodities y otros activos más riesgosos.
“¿Vamos a ver otro episodio como el pánico de China?”, se preguntó Blake Gwinn, estratega de tasas de RBS Securities, refiriéndose a los colapsos del mercado del país asiático en agosto de 2015 y enero de 2016. “Hasta ahora, las cosas parecen estar ordenadas, pero el riesgo está latente”.